25 marzo 2013

Darno


En mi época de adolescente militante de izquierda, algunas de sus canciones eran cita obligada de mateadas y reuniones, personaje extraño, algo pirado y enigmático a la vez.  Ideal para jóvenes sin experiencia en los obscuros rincones por donde la vida nos obliga a transitar.

Este señor poeta (o "zurcidor", como él prefería denominarse) sigue manteniendo un extraño magnetismo sobre mi, que a veces se acrecienta dependiendo de mis estados de ánimo, y hoy como otras tantas veces lo extraño y lo escucho.

En marzo de 2007 su corazón dejo de latir luego de atravesar dificultades de salud y la muerte de su esposa, lo que lo sumió en una profunda depresión.

Eduardo Darnauchans figura en esa pequeña lista de artistas que me hubiera gustado fotografiar y que nunca podré retratar.

                                                  Foto: Marcelo Isarrualde

              

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