28 diciembre 2009

La última del año.


Terminal de Piriapolis 21:50
El COPSA está atrasado, las dos viejas que están sentadas a mi lado, mientras miran extrañadas mi bicicleta desarmada, discuten si quedó cerrada la ventana de la cocina, esa por donde entran los gatos a desparramar la basura. Mientras comentan el atraso del ómnibus, cosa que parece normal para ellas. El Mp3 se quedó sin batería, no tengo más remedio que seguir escuchándolas.

Unos días de licencia al final del año me permitieron descansar un poco, necesitaba dormir, necesitaba pensar, necesitaba escaparme un poco de las responsabilidades, incluida la de escribir. Llega el final del año y siempre sentimos la necesidad de hacer un balance, que hicimos bien, que hicimos mal, y que dejamos de hacer. Así que esta semana me dedique a dormir hasta tarde y a terminar de leer un libro sin importancia.

Entre esas cosas que me había propuesto hacer desde principio de año era ir hasta Piriapolis y subir el cerro Pan de Azúcar, nada del otro mundo, pero siempre por una u otra razón no se daba la oportunidad. De modo que aproveché mi semana de descanso para viajar al Este. Sin ninguna planificación compré el pasaje y decidí llevar la bicicleta para usar el viaje como un día de entrenamiento.

Hay días en los que esta bueno correr acompañado, hay otros en los que es necesaria la soledad. Sin avisarle a nadie, cargué un poco de música en el Mp3 de mi hija, preparé un almuerzo liviano y una muda de ropa, llegué a Tres Cruces, desarme la bici y ante la atenta mirada del maletero, la guarde en la bodega del ómnibus sin que nadie la tocara, no por que cuide mucho mi bicicleta, sino para no dejarme influenciar por los billetes prolijamente doblados entre los dedos del maletero que esperaban una propina de mi parte.

En menos tiempo de lo que podría demorar ir del Centro a Colón un día normal en el 145, llegué a Piriapolis, una leve llovizna era la única compañía en la rambla desierta ese mediodía. Solo me cruce con una pareja de turistas japoneses tomándose fotos en la puerta del Hotel Argentino, me detuve unos segundos a apreciar la cámara de fotos que usaban, esto es un defecto profesional, hay quienes se le van los ojos atrás de una Ferrari, de un BMW o de un Mercedes Benz, a mi me pasa con las cámaras de fotos.

Cuando me miraron raro, como pensando que los iba a robar, proseguí mi marcha, dejé la rambla y tomé por la ruta 37 rumbo a mi destino, pedalee un rato, casi todo en subida y con viento en contra hasta que llegue en poco rato a la reserva de fauna a los pies del cerro.

Mientras comía algo rapidito para no enfriarme, consulte en el parador si me podían cuidar la bici, el gordo antipático y su compañera que atienden el local gastronómico me escupieron sutilmente, parece que no tenían lugar entre las sillas amontonadas que guardan en el fondo. Mientras puteaba me acerque a un funcionario de la reserva que me indico que en el serpentario había una guardia, fue así que la GT quedo cuidada entre víboras y serpientes.

Por supuesto que este era un día de entrenamiento por lo que la subida no iba a ser caminando como una viejita, un atleta con experiencia en dos Salomón debía subir corriendo. Treinta y cinco minutos después, bastante cansado y transpirado subía por la escalera caracol de 102 escalones los 35 metros de la cruz (no conté los escalones ni llevé un metro para medir, solo busqué en Google).

Antes de emprender el regreso, unos minutos de descanso para apreciar el panorama, que pese a la tormenta siempre es disfrutable, unos minutos para pensar en lo hecho durante el año, en los obstáculos que tenemos que sobrepasar y en los amigos que se van juntando en el camino.

La bajada también rapidito y cuidando las piernas, tomar la bici y volver a Piriapolis, el tiempo daba para seguir la vuelta, subir algún otro cerro y bajarlo a gran velocidad en dos ruedas. Un poco de adrenalina no venía mal.

Por último, la tarde me regalaba la playa desierta cubierta de piedras, y una siestita al sol para descansar. El agua estaba muy fría, pero me tenía que dar un baño sino quería que me bajaran del ómnibus. La soledad de la playa permite que me cambie sin pudor, guardo la ropa transpirada y me abrigo para ir a comer algo antes del viaje de regreso.

Llegó a la Terminal, desarmo la bici y mientras espero, dos dulces viejecitas se sientan a mi lado.

Pienso en lo ocurrido durante el día para usar esta historia como cierre de un año de crónicas, que es el final de mi año junto a quienes me leen, algunos se van al Tíbet a meditar, yo solo me tome un día en Piriapolis y lo comparto como siempre con quienes me siguen semana a semana.

A ustedes gracias por siempre estar ahí.

Terminal de Piriapolis 22:00
Final del viaje, emprendo el regreso. Subo al ómnibus de COPSA, me acomodo en el asiento 12 y reclino el respaldo para dormir la próxima hora y media. Cuando el ómnibus arranca escucho como, justo en los asientos detrás de mí, dos viejas rompe huevos empiezan una discusión de noventa minutos sobre que es mejor hacer al llegar a Montevideo.

17 diciembre 2009

Un video de Miércoles

Para que sirve el amor...
Una teoría con final feliz.
(No quiero decepcionarlos pero la realidad llega hasta el minuto 2)

16 diciembre 2009

Viernes de festejo, viernes de balance.



Último mes del año, estamos todos cansados, pero igual seguimos entrenando. Últimos fines de semana libres pero igual nos hacemos algún viajecito para ir a correr.
Mes de despedidas, de juntarse con amigos, de tomar unas cervecitas bien frías y aumentar unos kilos. De caminar por 18 buscando regalos, de visitar los shopping aprovechando descuentos, quejándonos de la cantidad de gente que hace lo mismo que nosotros.
Armar el arbolito, decorar la oficina, la casa o el almacén, mandar y recibir saludos, nos va cambiando de a poco el ánimo. Se terminan las clases, las maestras dicen las mismas cosas y se emocionan como todos los años y nuestros hijos crecen y nos siguen demostrando que la vida es corta.

Se fue otro año, muchas carreras, muchos kilómetros y nuestros pies no se desgastan, seguimos programando el verano de acuerdo a dónde iremos a correr, algunos descansaron un poco y ya están pensando en el entrenamiento y las carreras del año próximo, otros no se detuvieron y siguen al mismo ritmo durante estos meses como si darle un descanso al cuerpo fuera traicionar a su religión.

Terminó el campeonato y hoy festejamos, algunos lo harán por sus posiciones, por sus tiempos, o por los resultados de su equipo. Por la constancia y por el esfuerzo de lograr sus objetivos o por el solo hecho de intentarlo.

Tubino no quiere ser cursi, ponerse novelero ni demostrar una sensibilidad que nunca tuvo. Pero este fin de año va a ser egoísta y festejar por sus propios logros que van más allá de los deportivos.

( ¡Te gané, si a vos que te mataste entrenando, te gané porque faltaste a una fecha para irte a correr a la Angostura ijunagranputa!, te gané!!)

Tubino este año ganó, porque entendió que mejorar los tiempos no era tan importante, y que en verdad corre por que antes, durante y después de cada carrera encuentra amigos a los que puede mirar a la cara, putear, felicitar, aconsejar o simplemente escuchar.
Aprendió que cada corredor tiene sus problemas, sus dramas con la mujer, con su esposo o con su amante, con los hijos o con las nueras, con los jefes o con sus compañeros de laburo, con el vecino o con la perra de la vecina (o con la vecina que es una perra); problemas que quiere dejar en otro lugar, muy lejos de un circuito donde no importa si mide 100 o 200 metros más de lo que dice el organizador.

Este año, este lento corredor supo perdonar, supo entender que todos cometemos errores, que somos humanos y nos equivocamos, que a veces con esos errores lastimamos a los que más nos quieren y que muchas veces no es posible volver atrás.

Este tipo laburante y charlatán, que sabe poco de muchas cosas, aprendió a reconocer en pequeños gestos el valor de la amistad, lo encontró en una foto de una página web, en un comentario al pasar de una crónica que lo menciona, en un grito de aliento en una calle empinada, en una palabra cálida de una gris ventana de Messenger, en el trago largo de una fría cerveza compartida con amigos.

Este cronista medio pelo, conto su vida, sus trasnochadas, sus broncas y sus alegrías, escribió de todo un poco, un poco en serio, un poco en broma, a veces con ganas, a veces dormido, a veces con faltas, se río de sus problemas, de sus amigos y de sus enemigos. Y también lloró un poco.
Con sus crónicas descubrió que hay muchos “Tubinos” como él corriendo por la rambla, por el prado, por calles y avenidas, esquivando cada uno sus propios obstáculos tratándole de ganar siempre un segundo más a la vida.

En este año que termina Tubino festeja por lo que ganó estando junto a ustedes.

Salud! Me voy a tomar un vinito…

10 diciembre 2009

El Gabinete Completo


Luego de varias horas de negociación podemos confirmar como primicia de esta página, que el gabinete del nuevo gobierno se completó con una sorpresiva incorporación del experto Opinólogo y Redactor en Jefe de este medio de prensa.


Aún no nos es posible asegurar cuál es la cartera que dirigirá el carismático personaje, pero sabemos que en estos momentos esta ajustando detalles para iniciar el casting para contratar a sus secretarias personales.


Fuentes confiables dan como seguro que podría desbancar a Héctor Lescano al frente del Ministerio de Turismo y Deporte ya que es sabido que la personalidad del nuevo Ministro es la ideal para asistir a todos los eventos del verano.


Ampliaremos

09 diciembre 2009

Un video de miércoles

Así como hace varias semanas no subo fotos al blog, también hace tiempo que abandoné los videos de los miércoles.

Mis múltiples ocupaciones laborales, familiares y atléticas, no me dejaban mantener este blog para deleite de sus 20 visitantes diarios.

Hice un alto en mi trabajo de hombre orquesta para compartir un nuevo video de miércoles, sabiendo que parte de lo que soy depende de este contacto con ustedes.


07 diciembre 2009

Una vez más.


Esta vez no hay trabajo nocturno, esta vez no hay bebidas espirituosas que entibien la garganta y que despierten los sentidos para ayudarme a escribir, en estas primeras horas de este viernes, es un café humeante el que me acompaña. Termina la semana una vez más.

El último domingo de noviembre la campaña política llegó a su fin entre agua, viento y alegría para un 52 % de los uruguayos. Estuve ahí, saque fotos, me moje, me empujó el viento, pero lo disfruté, un buen final, para una campaña pésima. Termina Noviembre comienza el último mes del año.

El campeonato de la Agrupación de Atletas también tuvo su término, la exigencia y el compromiso por estar presente en todas las etapas también. No voy a hablar de resultados, eso es lo de menos, cada uno evaluara el suyo propio, cada uno tiene sus objetivos, el mío fue no perderme ninguna fecha y esta cumplido, sobre los tiempos ya saben que no hablo por una razón más que evidente, solo daría lástima.

Llega Diciembre una vez más, un embole.

Empiezan a circular mails con saluditos, presentaciones con fotos y frases motivadoras, mensajes de texto diciéndote cuanto te quieren tu madrina y la perra abandonada que rescató tu vecina.
Facebook se empieza a poner infumable, saludos de tus 200 amigos que son iguales a los que recibiste el año pasado, a eso le sumás los comentarios de los saludos y los comentarios de los comentarios, y por último las respuestas a los comentarios., ahhhhhhhhhhhhhhh!

En los blogs de todos los atletas empiezan lentamente a aparecer los resúmenes del año, vídeos, ediciones de fotos y los infaltables análisis de lo lindo que es correr y cosechar amigos en cada kilómetro transitado, agradecimientos al que te espero para cruzar la meta de la mano en la última etapa (aunque muchos dudaran de tu identidad sexual), y para quien te saco esas fotos cuando más muerto y en peor estado venías. De todo como en botica.

En tu trabajo siempre hay algún nabo que se le ocurre jugar al amigo invisible, y a vos que siempre tenés suerte, te toca regalarle al más rompehuevos y con el que peor te llevas, mientras, él, tiene que regalarle a la divina de expedición, que todos saben que está divorciada y esperando (y reclamando) que alguien la atienda.

Termina el año una vez más, las despedidas se amontonan en dos fines de semana, la del laburo, la del equipo, la de la agrupación, la de los compañeros de estudio, la de los amigos del barrio, la de las locas de la whiskería, y la del club de abuelos.

Meta y meta vino, cerveza, choricitos, hamburguesas, pizzas y coca light.

Todo el año cuidándonos (?????), manteniendo una dieta saludable y un régimen estricto de entrenamiento (¡!!!!!!!????????) para que por causa del maldito último mes del año se vaya todo al carajo, los abdominales que tanto trabajo nos cuesta mantener marcados y que causan la envidia del mismísimo Diego Forlán, se ven descuidados por falta de tiempo y ya empezamos a notar como en los primeros meses del año haremos playa acompañados de unos hermosos flotadores.

No hay nada como las fiestas, todos somos amigos, todos nos queremos, y todos sentimos que por el simple hecho de cambiar un dígito en el calendario, todo podrá ir mejor. Ojalá así sea.A disfrutar este último mes del año, una vez más, junto a los que nos quieren y a quienes queremos. En definitiva, sin ser muy original, la vida es una, solo una y corta.


El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará valiente


usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica


usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros


usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío


entonces
usted muere.

02 diciembre 2009

Algo de otro lado

En general las entradas de este blog intentan ser de mi autoría, en algunas pocas ocasiones, navegando por el cyber espacio encuentro cosas que merecen ser compartidas, este es uno de esos casos.

Personalidad digital múltiple

Vencida por la fragmentación, busqué “fragmentación” en Google, como buena fragmentada que soy. La primera entrada que encontré fue: “Benedicto XVI considera que Internet fragmenta la cultura”. Esto sí es grave, me dije. Yo pensando lo mismo que este Papa bochornoso. En otro artículo menos embarazoso de citar, publicado en el Times Online, Ben Macintyre dice –más o menos– que mientras la lectura de un libro es un nutritivo banquete, Internet viene a ser una surtida mesa de snacks, de donde uno picotea azarosa y escasamente en una nueva forma de “cultura anoréxica”.

Cada vez más escritores, cuando hablan de las rutinas que siguen para escribir, señalan como culpable de su dispersión a Internet. Macintyre dice que según estudios de Microsoft, alguien que se distrae por un mail recibido demora 24 minutos en volver al mismo nivel de concentración anterior. Buscar un dato en la Web suele ser un viaje sólo de ida. Un artículo te lleva a un video, que te lleva a otro artículo, que te lleva a otro video y en el ínterin uno aprovecha para revisar diez cuentas de email, Twitter, Facebook y qué sé yo, en un proceso de continua ventanización donde lo único inmutable es una mano en un mouse. No soy la única que ya no lee ningún artículo completo ni ve un video hasta el final: en esa forma inconclusa de consumir está la base del cambio cultural generado por la Web 2.0.

Nuestras mentes se están adaptando lentamente a esa alimentación desorientada y famélica a base de “canapés electrónicos” que saltan de ventana en ventana, a la idea de que la información viene en pequeñas porciones de intensidad pop, como una sucesión de inputs que aguijonean la percepción sin dejar rastros duraderos. Y pensar que hay niños diagnosticados de déficit atencional porque no pueden quedarse 45 minutos quietos en un salón de clase. Ja. A muchos adultos nos recetarían Ritalín si vieran nuestro comportamiento online.

Lo más delirante es la manera como se reproduce ese modus vivendi en la personalidad digital múltiple que uno ha desarrollado en la web. Usamos Pedazos de Yo sueltos con diferentes nicknames y passwords para adaptarnos a cada plataforma. De hecho hay sitios, como FriendFeed, que ofrecen reunir en una sola red social todos los “Yos desagregados” que tenemos boyando por ahí; lo cual, a mi juicio, sólo agregaría otro Yo a la miríada de Yos: un nuevo Yo Supuestamente Agregado. Complicado, ya sé. Perdón. Es que estoy en el Yo del Blog. Si Yo fuera el Yo de Twitter seguramente lo habría podido explicar en 140 caracteres.

Empecé a sentir que esto no podía ser normal cuando me vi a mí misma deprimida por chat, eufórica en Facebook, organizando una alegre salida por mensaje de texto, posteando una reflexión aséptica en Twitter y hablando de cocina por teléfono, todo al mismo tiempo. Me reí al darme cuenta de que estaba lloriqueándole un drama a un amigo en Messenger mientras le respondía entusiasmada a alguien por SMS: “Jajaja! Buenazo, vamos!”. Si en la vida real uno manifestara tantos estados de ánimo distintos simultáneamente lo enviarían directo al manicomio.

El cambio cultural avanza y fragmenta todo a su paso, arrasando con el mundo que dábamos por seguro, como “La Nada” de La historia sin fin. Y no es sólo un avance que parte desde uno mismo y se propaga hacia afuera, sino también al revés. Porque la fragmentación es además una implosión: yo soy consumida de la misma manera como yo consumo: en distintas ventanas, en forma de canapés. Pedacitos de Leila desagregados, servidos como snacks, en una versión anoréxica de Amistad 2.0. Y así nos vinculamos: sin leer el artículo completo ni ver el video hasta el final.

Extraido de: Escribirparaqué, blog de Leila Macor