El sábado nos dejaste Pedro, te fuiste a descansar, a tomar una por ahí y a seguir enseñando a vivir a todo aquel que lo necesita.
Tu sonrisa se fué a otra parte pero nos dejaste tantas cosas amigo, nos dejaste el ejemplo como padre, como amigo, como persona. Nos dejaste el compromiso, nos dejaste el valor de la palabra y sobre toda las cosas nos dejaste tu alegría, esa que se multiplicaba en cada lugar donde aparecías.
Nos enseñaste que no son necesarios estudios ni un buen traje para defender los intereses de tus amigos, y usaste tu poco tiempo, tu poco dinero y tu gran energía para convencernos que era posible cruzar una cordillera todos juntos. Y aprendimos que no hay más cordilleras que las que nosotros mismos nos inventamos.
Cientos de socios de la Agrupación de Atletas del Uruguay te lo reconocieron, recuerdo tu emoción, tu orgullo y la responsabilidad que asumiste de no fallar nunca a nadie en nada.
La última vez que te vi llevabas bastón, hablamos un rato, me contaste de tus ganas de recuperarte y volver a correr, de la compañía de tus hijos y sobre todo de tu necesidad de estar a un lado de la calle alentando a tus amigos.
Como dijo Carlos, hablabas como escribías, sin comas ni puntos entrelazando ideas y conceptos. Yo se que aquellos que han querido y sufrido tanto, sienten que el tiempo con los demás es siempre corto y lo aprovechan al máximo para aconsejar a quienes quieren, y así tu lo hacías con todos nosotros.
Me fui despacio, pensando o presintiendo que estabas bailando con la más fea como tantas otras veces y que esta vez era la más complicada.
Y como tantas otras veces hice lo de siempre, te saque unas fotos mientras tú seguiste allí alentando a tus amigos.
Que agradecido me siento de que por el solo hecho de sacar algunas fotos, la vida te vaya premiando con la experiencia de conocer personajes como tú.
Salú Amigo
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