12 abril 2009

Empieza el año, llegó el último ciclista.




La semana de la santa vuelta de turismo la empecé corriendo en San Ramón, la seguí trabajando hasta el miércoles, luego paseando con mis niños el jueves y el viernes, corriendo el sábado en Atlántida, y esperando la llegada de la vuelta ciclista el domingo.

Pese a la presión del editor de la página de Sayago, me negué a escribir mi crónica de viernes en la semana que el 90% de los uruguayos no hacen nada, y el otro 10%, lo que hacen es a media máquina y con desgano.

Llegado el último ciclista retomo mi tarea de cronista especializado en nada.

El sábado 4, llegamos a San Ramón a colaborar por una noble causa, linda carrera, con poca gente, disfrutable el circuito, bien la hidratación y las tortas fritas.
La carrera quedará en la historia como la única que comenzó con una cuenta regresiva desde el 11
El encargado de la locución con su peculiar tono de voz, anunciaba para el cierre la presencia de una de las murgas más importantes de “Montevideo Capital”, desconocida para mí; y la presencia de una banda de rock y de la orquesta municipal.
En el momento de la premiación, mientras pensaba que si me llegaba a ganar la bicicleta la podría donar para colaborar con los organizadores, me vi muy sorprendido cuando a los ganadores varones, no a las damas, se les entregaron premios en efectivo, seguramente (espero) el dinero habrá sido donado por alguien, pero como no lo aclararon me queda la duda. Lo cierto que el monto del premio en efectivo para los tres primeros, sumado, era muy similar al monto recaudado por las inscripciones. Tal vez los ganadores necesiten este dinero para solventar su entrenamiento, comprarse algún par de championes o alimentar a sus hijos, si los tienen. No sé, yo hubiera sentido vergüenza al recibir dinero en una jornada solidaria.

Buena semana para entrenar por la rambla con poca gente haciéndose la culta mirando las pinturas del Louvre y poca caquita de perro que esquivar en una de las zonas paquetas de Montevideo. El lunes hice 15K y mi tobillo quedó dolorido por lo que no corrí más por el resto de la semana.

El sábado 11, como hacía calor lo mejor era ir hasta Parque del Plata y correr 9,6K con poca hidratación hasta Atlántida. Como somos algo masoquistas estas carreras son las más disfrutables, aunque mi tobillo se siguió portando mal.
Nuevamente pocos pero buenos los que se hicieron presentes en la cuarta edición de la Corrida Criolla Canaria. Había medallas para los cien primeros, por lo que la estrategia para esta carrera fue mirar cuantos largábamos y sacar cuentas de las posibilidades de recibir medalla. Como dije antes mucho calor, mucho sol, bastante gente en la rambla del arroyo Solís y en la llegada a Atlántida. Solo faltó un puestito más de agua en el recorrido. El resto con muy buena onda de los organizadores.
También faltaron corredores, debe ser porque la inscripción era gratis. Parece que sino te cobran $300 por una carrera no vale la pena ir. En una semana tuvimos dos carreras, una solidaria de $50 y otra gratis, y en ninguna de las dos se pudo superar los 200 inscriptos.
No entiendo de qué se quejan, que alguien me explique.

Como la semana santa y/o de turismo no termina sin que lleguen los ciclistas a la capital, me levante este domingo y junto con mi cámara partí rengueando hasta la plaza Fabini para hacer una pequeña crónica fotográfica de lo que simboliza el comienzo del año para los uruguayos.
Vean las fotos aquí.
Hasta la vuelta.

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