20 abril 2010

Click!

Estas tardecitas otoñales pagaría por mudar unas horas la oficina a cualquier plaza y disfrutar del sol, el aire y el movimiento de la ciudad. Pero no tengo la suerte de algunos que tienen suficiente cable de teléfono para hacerlo cuando quieren.

1 comentario:

laikamb dijo...

Ya somos dos...Cuando quiero acordar, me encuentro con el tubo en la oreja y la nariz contra el vidrio, observado la suerte de los barrenderos disfrutando el sol en su cara mientras sus escobas bailan al compás del airecillo que corre...