05 diciembre 2008

Corredores Cronistas: Ernesto Toubes


Este personaje se llama Ernesto Toubes. Es argentino tiene corridas muchas maratones y ultras, creo que algún coyote lo conoció.

No encontré referencias actuales, pero tiene unos relatos buenísimos de hace tres o cuatro años.



Los Siete Pecados Capitales y... Carlos Gardel.

Rosario, lunes 21 de junio de 2004.

09:44 AM, KILÓMETRO CERO, SOBERBIA.
Falta un minuto para el inicio de un maratón más en mi vida. Veo muchos debutantes, sus caras traslucen el temor. Inexpertos e incautos, nada podrán hacer ante mi vasta experiencia.
Yo, Ernesto Toubes, estoy aquí. Rosario, date por vencida.
Allá voy.
Desde el cielo, nítida, me sorprende la voz de Carlitos Gardel:
...hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones...

10:04 AM, KILÓMETRO TRES, GULA.
Comienzo a superar rivales. Los elijo cuidadosamente, uno a uno van quedando atrás.
Mi apetito va en aumento, quedan muchos por delante pero mi voracidad no tiene límites.
Me como uno de remera verde que me sabe a pistacho.
Aquél de amarillo ¿será de sambayón?
Gardel reflexiona:
... que el que compra diez de fiambre hoy se morfa hasta el piolín...

10:45 AM, KILÓMETRO DIEZ, CODICIA.
Vengo bien, vengo parejito para las cuatro horas trece.
Yo estoy para más. Voy demasiado cómodo.
Yo puedo bajar las cuatro horas tranquilamente.
¿Cómo no voy a bajar las cuatro horas?
Apuro un poquito y si me queda resto, voy por mi récord personal.
Estoy muy entero, voy a seguir acelerando.
Gardel me advierte:
...pero el viajero que huye, tarde o temprano detiene su andar...

11:33 AM, KILÓMETRO DIECIOCHO, LUJURIA.
Soy superado por una calza negra.
Su relleno es perfecto, viene a mi mente la palabra turgencia.
En cada paso percibo la vibración de una musculatura joven y firme.
La elasticidad del tejido de lycra copia fielmente las formas.
Las curvaturas no se adivinan, se exponen ante mi mirada extasiada.
Los rayos del sol generan un atractivo juego de luces y sombras.
Mi mente se enajena y olvida su función primordial.
La sangre desbocada fluye hacia equívocos destinos.
Mis cuádriceps sufren la ausencia del vital elemento y mis piernas son declaradas "Capital Nacional del Ácido
Láctico".
Gardel me susurra:
...frágiles muñecas del olvido y del placer, ríen su alegría como un cascabel...

12:32 PM, KILÓMETRO VEINTISIETE, PEREZA.
Ya llevo nueve kilómetros luchando denodadamente por mantenerme en un ritmo cómodo.
No puedo bajar los brazos, hace rato que penden exánimes a ambos lados de mi torso.
Correr no tiene sentido, caminando se llega igual.
En tres horitas la liquido y me voy a dormir una siestita al hotel.
Gardel me reprocha:
...haragán, si encontrás al que inventó el laburo, lo fajás...

01:42 PM, KILÓMETRO TREINTA Y CINCO, ENVIDIA.
Del atleta de otrora, solo quedan jirones.
Arrastro mi osamenta por las avenidas rosarinas mientras soy superado por varios atletas.
Los veo alejarse, seguro que ellos cumplirán sus objetivos.
La felicidad iluminará sus rostros cuando crucen la línea de llegada.
Quisiera poder arrebatarles sus suerte, estar en su lugar.
Carlos Gardel se amarga desde arriba:
...yo sé que ahora vendrán caras extrañas, con su
limosna de alivio a mi tormento, todo es mentira, mentira es el lamento, hoy está solo mi corazón...

02:32 PM, KILÓMETRO CUARENTA, IRA.
Voy tropezando en busca de la llegada.
Gardel insiste.
Hace casi cinco horas que me martiriza con su variado repertorio.
Ahora ataca con Garufa.
...garufa, vos sos un caso perdido...
¡Basta!, comienzo a gritar desaforadamente.
¡Basta!, ¡es una tortura!.
Una vez dije que me gustaba más Rivero, pero no me tortures más.
¡Por el amor de Dios!
¡Dejame vivir!
¡Te odio!
Se acercan a la carrera dos banderilleros que intentan sujetarme, ya que estoy tirando manotazos al vacío.
Los veo gesticular y mover los labios, pero no escucho lo que dicen.
Gardel insiste:
... porque supo que te vieron, la otra noche...
¡SÁQUESE EL WALKMAN!
Repentinamente lo comprendo todo.
Para relajarme en los minutos previos a la largada, me puse a escuchar unos tanguitos en mi walkman y, sin
darme cuenta, comencé la carrera con los auriculares puestos.
Me arranco los auriculares y la voz de Gardel deja de escucharse.
Arrojo el aparato contra el pavimento y me dirijo a la meta mascullando improperios.
Todo transcurre en cinco horas, seis minutos e interminables cincuenta segundos finales.

Martes 22 de junio de 2004.

10:00 AM, CEMENTERIO DE LA CHACARITA.
Me encuentro frente a la estatua que inmortaliza la figura de Carlos Gardel.
Contrito, con la cabeza gacha, comienzo a hablar:
- Perdoname lo de ayer, mudo. La verdad es que cada día cantás mejor.
Levanto la vista y lo veo sonreirme desde el bronce.
- Andá tranquilo pebete, vos cada día corrés peor.

No hay comentarios: