Un atardecer en la ruta - Durazno 2011
Llueve... sale el sol, llueve… sale el sol.
Cinco kilómetros por la rambla con viento en contra, cinco
con viento a favor…., un poco de arena, algo de escaleras para hacerlo más
complicado.
Los músculos duelen pero es parte de la vida que elegimos.
Sentir el sacrificio de enfrentar los obstáculos, sentir la satisfacción de
superarlos. Saber que se puede.
Fin de año, el Centro y los shopping son hormigueros, parece
que comprar el regalo para otros o para uno mismo es lo más importante siempre
y cuando sea con descuento.
Gente que va y que viene, autos que hacen sonar sus bocinas
intentando llegar antes a lugares donde nadie los espera.
Diciembre, mes de consumo,
mes de aguinaldo y despedidas. Los comercios llenos de compradores
apurados y de vendedores cansados atendiendo mal a clientes impacientes. Niños
ansiosos por sus regalos y padres preocupados por cumplir expectativas por ellos mismos creadas.
Lo importante sería regalar la enseñanza de celebrar la
vida.
Valorar lo que tenemos y no lo que queremos, eso sería
suficiente.
Disfrutar el entrenamiento por haberlo hecho con quién más
queremos si lo hicimos acompañados. O por haberlo hecho solos porque así lo
elegimos. Disfrutarlo a pesar del viento en contra o de la arena haciendo
cosquillas en nuestras piernas.
Tomar una cerveza, o dos o tres; compartir una charla
sincera, una mirada franca, sentirse escuchado y ser escuchado. Cultivar la
amistad, el respeto, y algunos valores que no se enseñan en la escuela y que
solo se descubren en la barra de algún bar.
Llueve, entre las nubes es la luna la que se asoma, las
horas pasan, el día culmina, la vida sigue, mañana será otro día y todo seguirá
igual….aunque no habrá descuentos.
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