21 febrero 2010

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Viajar en ómnibus puede ser una gran aventura, entre cuentas y probables combinaciones para sacarle provecho al boleto de 2 horas, las altas temperaturas y las horas pico ponen de mal humor hasta el pasajero más paciente, por suerte siempre hay alguien con una sonrisa pintada en su rostro.

1 comentario:

laikamb dijo...

Je... La sonrisa... y a su lado, un ceño fruncido... La cámara, tu cámara, fiel testigo... :-)